lunes, 26 de enero de 2015

Clasificado: , , ,

La Caixa fora de la caixa - Despidiendo cuando todo va bien...

Kiko Román publica en su blog http://almacaixab.blogspot.com.es/, el siguiente post que reproducimos:

La tensión crece conforme avanzan unas negociaciones en las que se dilucida el despido de la mitad de la plantilla de Barclays en España.

Las negociaciones entre Caixabank y los sindicatos tendentes a conseguir la “reestructuración” de la plantilla procedente de Barclays comenzaron el pasado día 13 y está previsto que terminen el próximo 25 de febrero, justo antes de la presentación del plan estratégico de Caixa para 2015-2018, pero la situación dentro del banco recién adquirido comienza a ser un hervidero.  Ante los escasos avances los sindicatos lo empiezan a tener difícil para contener los ánimos de una plantilla que ha pasado de la frustración del engaño a la decepción más absoluta y que amenaza con llegar a una exasperación difícilmente contenible.  Los frenéticos planes de contingencia ante huelgas por parte de la nueva dirección catalana en el madrileño edificio de Mateo Inurria, la presencia de vigilantes jurados delante de los despachos de dirección y las restricciones de acceso a ascensores y plantas, encuentran el contrapunto en movilizaciones espontáneas de la plantilla o los cada vez más frecuentes y crespados corrillos que se vienen formando en los pasillos de los edificios de Madrid y Zaragoza; y es que, cuando se tiene tan poco que perder como lo ofrecido por la entidad catalana, es fácil perder la calma.  En este contexto se añade un nuevo factor de complejidad en las  negociaciones, ya que una significativa plataforma de 500 empleados ha optado por pretender complementar la representación sindical de UGT y CC.OO. en las negociaciones con la participación independiente del prestigioso departamento laboralista de Jiménez de Parga, lo que parece no haber sentado nada bien a ninguno de los intervinientes, en especial a la contraparte de Sagardoy que asesora a La Caixa.

No es de desdeñar la indignación de una plantilla que ve como una gran entidad financiera del volumen de La Caixa, con 32.000 empleados y más de 500 millones de euros de beneficio anual, plantee unas condiciones de miseria para despedir ahora a 1.120 empleados en España.  Precisamente cuando la recuperación económica parece ser un hecho y cuando las recientes previsiones de crecimiento del FMI, que nos ponen a la cabeza de Europa, sólo se ven ensombrecidas por las elevadas cifras de desempleo.

No resulta menos indignante para los empleados de Barclays observar lo alejada que está la propuesta del ERE presentado el pasado martes, con respecto, no ya a los últimos ofrecidos por La Caixa a sus propios empleados, si no a los últimos acordados con Banca Cívica o el intervenido Banco de Valencia, en condiciones muy distintas a las actuales y que hacen suponer la inviabilidad de llegar a un acuerdo y la convocatoria de cinco días de huelga coincidiendo con el final de la  negociación. Un miura con en el que La Caixa no ha tenido que lidiar nunca y que amenaza su imagen fuera de Cataluña, no favorecida por el escenario político actual y futuro hasta el otoño.  Y es que se vendería muy mal, fuera de Cataluña, que una entidad, tan preocupada narcisistamente por su propia imagen, descuide la “paz social” con el planteamiento de 1.120 despedidos en España, y tan sólo 34 en Cataluña, renegando de su propia esencia, “El alma de La Caixa”, con manidos eslóganes como “Tú familia siempre tranquila con Caixa Protección Hogar”, destrozando 1.120 familias, o el lema de su Obra Social … “Muy cerca de ti”, previendo traslados forzosos y desmembrando familias hasta más de 300 Kms.

En un entorno tan hostil como el que ha supuesto para las entidades financieras los años de crisis, han sido precisamente los empleados de banca quienes han tenido que “aguantar el tirón” de las muy restrictivas políticas de activo, estar en el campo de batalla de las guerras del pasivo por los bajísimos tipos de interés, y sobre todo poner la cara ante tantos clientes “cabreados” y “sableados”.  Todo esto mientras sus sueldos se han mermado durante los últimos años por la pérdida de incentivos y pluses.  Coincide, además, con el periodo de mayor desprestigio de un sector, cuya imagen visible ante el público son obviamente sus empleados.  En un momento de indignación en el que la gente ha visto como sus gobernantes, antes que rescatarles a ellos de la crisis, han rescatado a una banca que, como poco, no les contó toda la verdad acerca del riesgo de los productos  que estaban contratando (preferentes, hipotecas, bonos estructurados y un largo etcétera). En un momento en que se ha visto con indignación como los responsables de dichas entidades se han enriquecido ilegal o alegalmente con sucias prebendas, incentivos insultantes y retiros multimillonarios, hiriendo mortalmente o causando gravísimos perjuicios a las entidades que dirigían, a sus empleados y a clientes, en una ambición desmedida.

En su ansia expansionista, con su nueva política de tierra quemada La Caixa no puede aspirar a consolidarse como una marca con “encanto” en el entorno financiero español, ni aun contando con una perfectamente calibrada campaña de imagen y apoyándose en su Obra Social, pues la propuesta de despidos presentada en la mesa de negociación y su patético plan de traslados, lejos de llegar al corazón de la gente, deberá contentarse con alcanzar únicamente su bolsillo.

Si llegar a convertirse en una love-brand resulta complicado para cualquier entidad financiera, sin duda lo es más para Caixabank pues, no nos engañemos, lo que realmente se pretende con la compra de Barclays en España no son sólo 261 oficinas y 550.000 clientes “pata negra”, es consolidarse fuera de Cataluña, también, como una entidad de liderazgo en el mercado financiero español. Ser capaz de mirar de tú a tú a entidades como el BBVA y el Santander.

Difícil lo tiene La Caixa en emplazamientos tan asentados como Madrid y Aragón, donde pretende expandirse, y precisamente donde se ubican los servicios centrales de Barclays, que la entidad catalana pretende descalabrar en su práctica totalidad.  Unos servicios centrales cuya plantilla, hasta hace cuatro días, había vivido en la creencia de ser y estar en la élite sector y formar parte del banco de referencia, el “go-to bank”.

Pero está claro que, por distintos motivos, la mala digestión que supuso para Barclays la compra de Banco Zaragozano, muy superior en volumen, pero sobretodo por la pésima gestión del banco en España durante los últimos años, y la consiguiente desconfianza del grupo desde Londres, abocaron a malvender Barclays Bank España S.A.U. por 820 millones de euros, 320 millones de euros menos de lo que le costó, en 2003, al propio Barclays, la compra de Banco Zaragozano.

Es en este escenario donde los aragoneses han visto como, en pocos años, la herencia de un banco de la solera del Zaragozano, fundado en 1910; el que fuera en su día joya financiera de la corona, por rentabilidad, número de clientes y volumen de empleados contratados, ha ido desapareciendo, muy a pesar de los esfuerzos y compromisos de la DGA., primero con los Albertos y después con los ingleses, hasta su anunciada desaparición total tras la compra por el grupo catalán.  Tal vez sólo se salven los muebles, o algún inmueble, como el emblemático de Coso 47 en Zaragoza, esta vez vacío, sin los empleados de siempre, y en cuya cúpula puede que acabe ondeando una estelada.

Kiko Román (http://almacaixab.blogspot.com.es/)

0 comentarios:

Publicar un comentario